Traducido por Aymenn Jawad Al-Tamimi.
Sura 2, Al-Baqara (‘La Vaca’), como casi todos los capÃtulos del Corán, toma su tÃtulo de algo contado dentro de ella- en este caso, la historia de Moisés cuando les pidió a los hebreos (según el pedido de Alá) que sacrificaran una vaca (2:67-73). Es la sura más larga del Corán- 286 versÃculos en total- y comienza el patrón general (pero no absoluto) del Corán de empezar con la más larga y terminar con la más corta, con la excepción de la Fátiha que tiene el puesto de honor como la sura primera a causa de su importancia en el Islam. Sura Al-Baqara, ‘La Vaca’, fue revelada a Mohamed en Medina- es decir, durante la segunda parte de su carrera como profeta que empezó en La Meca en 610. En 622 Mohamed y la comunidad musulmana en ciernes se movieron a Medina, donde por primera vez Mohamed se convirtió en un lÃder polÃtico y militar. Los teólogos islámicos opinan en general que las suras de Medina tienen prioridad sobre las de la Meca si hay desacuerdo, según el versÃculo 106 de este capÃtulo del Corán, en que Alá habla de abrogar los versÃculos y reemplazarlos con los mejores. (No obstante, esta interpretación de versÃculo 106 no se acepta universalmente. Algunos dicen que no se refiere a la abrogación de cualquier cosa del Corán, sino solamente de las escrituras judÃas y cristianos. Más sobre este tema cuando llegue el momento).
Sura 2 contiene una gran cantidad de materia importante para los musulmanes, y se valora mucho. El comentador del Corán medieval Ibn Kathir (cuyo comentario es leÃdo y respetado por los musulmanes) afirma de manera directa que recitar esta sura aflige a Satanás, contando que uno de los seguidores primeros de Mohamed, Ibn Mas’ud, afirmó que Satanás ‘sale de la casa en la que se recita Sura Al-Baqarah, y, cuando sale, se echa un pedo.’ Sin el mal gusto de Ibn Mas’ud, Mohamed dice: ‘Satanás huye de la casa en la que se recita Sura Al-Baqara’.
El capÃtulo empieza con tres letras árabes: alif, lam y mim. Muchos capÃtulos del Corán empiezan de esta manera con tres letras árabes, lo que ha dado lugar a mucha especulación mÃstica sobre lo que podrÃan significar. Sin embargo, el ‘Táfsir Al-Jalalyan’, otro comentario clásico del Corán, resume sucintamente la opinión de la mayorÃa: ‘Alá sabe mejor lo que se significa por estas letras’.
El versÃculo que sigue inmediatamente estas letras contiene una doctrina islámica central: ‘Ésta es la Escritura que no se puede dudar.’ El Corán no debe ser cuestionado o juzgado por cualquier norma fuera de sà mismo; en vez de esto, es el criterio por el cual todas las cosas deben ser juzgadas. Por supuesto, no es muy diferente de la manera en la que muchas otras religiones consideran sus escrituras. Sin embargo, no ha habido el desarrollo en el Islam de la crÃtica histórica y textual que ha transformado la manera en la que los judÃos y los cristianos entienden hoy en dÃa sus escrituras. El Corán es el libro que no se puede ni dudar ni cuestionar: cuando un erudito islámico, Suliman Bashear, les enseñó a sus estudiantes en la Universidad Nacional de An-Najah en Nablus que el Corán y el Islam fueron productos del desarrollo histórico y que no fueron revelados de manera perfecta a Mohamed, sus estudiantes le echaron por la ventana de su sala de clase.
2:1-29 discute de manera extendida la perversidad de los que rechazan la creencia en Alá, y suena varios temas que se repetirán muchas veces en el Corán. Se dice que el Corán es la orientación para los que creen en lo que fue revelado a Mohamed junto con lo que se reveló antes (versÃculo cuatro). Esto implica la suposición del Corán afirmada muchas veces que es la confirmación de la Torah y del Evangelio que enseñan el mismo mensaje que recibe Mohamed en sus revelaciones del Corán (vea usted 5:44-48). Cuando se halló que la Torah y el Evangelio no están de acuerdo con el Corán, los judÃos y los cristianos fueron accusados de haber corrompido sus escrituras- lo que creen aun hoy en dÃa los musulmanes tradicionales. Mohamed Asad lo afirma positivamente: ‘la religión del Corán se puede entender correctamente solamente cuando se consideran las religiones monoteÃstas grandes que precedieron y que, según la creencia musulmana, culminan y logran su formulación definitiva en la fe del Islam’.
Otro tema es el control absoluto de Alá por encima de todo, incluso las decisiones de las almas individuales a creer en él o rechazarle: ‘En cuanto a los infieles, no les importa si les adviertes o si no les adviertes: no creerán. Alá ha ratificado sus corazones y su oÃr, y hay una venda en sus ojos; incurrirán una gran pena’ (2:6-7). Los QadarÃs de la historia islámica temprana opinaban que los seres humanos tenÃan el albedrÃo, asà podÃan decidirse a hacer el bien o el mal. Sus adversarios afirmaron que Alá habÃa determinado todas las cosas. Aunque los dos lados podÃan citar muchÃsimos versÃculos del Corán para apoyar sus puntos de vista, las autoridades musulmanas condenaron eventualmente la ideologÃa Qadarista como herejÃa ya que limitó la soberanÃa absoluta de Alá sobre todas las cosas. Por eso los que rechacen la fe lo hacen porque Alá lo desea, como se puede ver en estos versÃculos, no porque tengan el albedrÃo. Dice Ibn Kathir: ‘Estos versÃculos indican que cualquier persona que Alá haya deseado que sea miserable, no tendrá nunca nadie que pueda hacer que esté contenta, y cualquier persona que Alá haya hecho que sea equivocada, no tendrá nadie que pueda darle la orientación.’ (Un buen análisis breve de la controversia Qadarista se puede encontrar en el libro del erudito islámico famoso Ignaz Goldziher: Introducción a la TeologÃa y a la Ley Islámica).
Pues condena a los hipócritas y a los creyentes falsos que plagaron a menudo a Mohamed durante su carrera como profeta (13:20). Finalmente, hay la afirmación de la sublimidad del Corán, de modo que les desafÃa a ellos que duden a que produzcan una sura semejante si se niegan a creer en su origen divina (23). Esto es un reto que muchos han probado, pero, desde luego, es un reto que no se puede hacer con éxito para los que desafÃen- ‘no pueden producir una cosa semejante’ (17:88).
2:25 introduce los jardines famosos del ParaÃso en los que los creyentes vivirán- más sobre este tema más tarde.
2:30-39 cuenta la historia de Adán y Eva de tal manera que sugiere que los oyentes de la recitación ya están familiarizados con la historia. Alá les dice a los ángeles que se postren antes de Adán (34), una orden que parece depender de la noción bÃblica que la humanidad fue creada a imagen de Dios, aunque la idea no aparece aquÃ. Según Ibn Kathir,’Alá afirmó la virtud de Adán encima de todos los ángeles, porque enseño a Adán, en lugar de los ángeles, los nombres de todas las cosas.’ Satanás se niega a postrarse, convirtiéndose en un no creyente (34) y tienta a Adán y Eva con la fruta prohibida. Alá promete revelaciones para aconsejar a la humanidad, advirtiéndoles que los que pasen por alto las revelaciones serán castigados en el Inferno.
Pues la sura se trata en los versÃculos 40-75 de los Hijos de Israel que hacen un papel tan importante en el Corán (y, no por casualidad, en la conciencia islámica moderna). Hablaremos de esto la semana que viene en el blog del Corán.